martes, 22 de diciembre de 2009

La publicidad y personalidad


La publicidad es un factor que influye enormemente en la formación de la personalidad y en los trastornos que puedan presentarse en ella a lo largo de la vida de cada individuo. Reyzábal afirma que la publicidad tiene como fin "Modificar la conducta de las personas a través de la persuasión, es decir, sin parecer que las fuerza o seduce. Cualquier información contenida en este tipo de mensajes se halla supeditaba al objetivo de modificar los juicios de los interlocutores sobre las cosas y, con ello, también sus actos" (Reyzábal, 1999).





Se dice que la publicidad influye en la personalidad porque esta se forma a través del contacto del individuo con el entorno, ya sean objetos o personas. Myers señala que la personalidad "Muestra la manera característica con la que pensamos, sentimos y actuamos”.Por lo tanto, la publicidad a través de la persuasión o "El esfuerzo para cambiar las actitudes de los otros a través del uso de diferentes tipos de mensajes" busca que el receptor se sienta "identificado" con el mensaje que recibe; de esta manera, la persuasión se relaciona con la publicidad.


Desde que nos levantamos por la mañana, recibimos mensajes publicitarios que influyen en nuestras actividades cotidianas: determinan qué ropa vestimos, que bebemos, cómo divertirnos… Influyen en nuestras decisiones sin que muchas veces seamos conscientes de ello.



Todos somos vulnerables a la publicidad, sin embargo este efecto es aún mayor cuando todavía estamos creando nuestra propia opinión de las cosas, es decir, cuando estamos formándonos como personas. En esta situación estamos más indefensos frente a los mensajes que recibimos de la publicidad.



La publicidad contribuye a que se asocie delgadez con belleza, elegancia y aceptación social, ayudando a crear y reforzar un estereotipo social, o idea que se asume como normal y válida para todos los miembros de una sociedad. Los anuncios presentan imágenes de personas que no corresponden con la realidad, y al comparar nuestra imagen con la de estos modelos es cuando nos sentimos insatisfechos con nuestro cuerpo.



Es tal la presión ejercida por los medios de comunicación y la sociedad que identifica la delgadez con éxito y belleza que, en ocasiones, lleva entre otras cosas a la aparición de diversos trastornos de la conducta alimentaria. La aparición de estos trastornos en ciertas personas, se debe principalmente –pero no exclusivamente- a la necesidad que sienten de ser aceptadas socialmente y de no sentirse rechazadas.





El papel de los padres, madres, tutores y educadores es, en este aspecto, primordial. Son ellos los encargados de crear en sus hijos y alumnos una conciencia crítica que les ayude a mantener una autoestima alta. Se considera también imprescindible, ya que las cadenas de televisión no lo hacen, controlar el tipo de contenidos que se desprenden de algunos medios de comunicación, principalmente de la televisión y en “horario protegido”. Esos mensajes erróneos pueden llegar a marcar la personalidad de l@s más pequeñ@s. Hay que tener en cuenta que somos consumidores de estos medios, no meros receptores pasivos y, por tanto, somos nosotros los que decidimos qué tipo de valores queremos interiorizar y tomar como positivos.




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